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EL SÁBADO: UN REGALO DE DIOS QUE HEMOS DESCUIDADO
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entendimiento de estos versículos
es que no se entiende claramente el
contexto.
Otros factores que influyen tienen
que ver con la traducción del griego
y el prejuicio que existe en contra de
guardar las leyes de Dios.
Los comentarios generalmente ven
este pasaje como una afirmación
que elimina la necesidad de guardar
el sábado o las fiestas “judías”. En
realidad, la verdad es totalmente lo
opuesto. Cuando los lectores quitan
sus prejuicios y tratan de entender el
contexto y el lenguaje de Colosenses
2, pueden escuchar claramente la
advertencia de Pablo de celebrar el
sábado y las fiestas de Dios sin tener
en cuenta la presión para transigir
con sus creencias.
Aquí está el pasaje en la versión de
la Reina Valera: “Por tanto, nadie os
juzgue en comida o en bebida, o en
cuanto a días de fiesta, luna nueva o
sábados, todo lo cual es sombra de lo
que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo”.
El argumento típico es que las leyes
de Dios, incluyendo el mandamiento
de guardar su sábado, son sólo una
sombra que señala a Cristo. Ya que
“el cuerpo es de Cristo”, según estos
argumentos, no es necesario observar
el sábado. Pero esta forma de
razonamiento no puede respaldarse
con hechos.
Analizando el contexto
Al leer todo Colosenses 2, vemos
rápidamente que lo que Pablo está
confrontando es la enseñanza que
se desvía de “la fe, así como habéis
sido enseñados” (v.7). Las palabras
claves en este pasaje identifican las
enseñanzas heréticas del gnosticismo
del primer siglo.
Ataques de ascetismo
al celebrar la fiesta
Los gnósticos de Colosas buscaban la
salvación por medio de la negación
de las necesidades del cuerpo (una
práctica que ahora denominamos
ascetismo) y una adherencia estricta
a los rituales con el fin de apaciguar
los espíritus.
Los gnósticos que se habían
introducido a la Iglesia de Colosas
no estaban atacando el día sábado
en sí mismo, sino la manera en la
cual este día se estaba celebrando. El
sábado se había considerado durante
mucho tiempo un día de fiesta
semanal, primero por Israel, luego
en la Iglesia. Los ascéticos gnósticos
objetaban cualquier celebración
de fiesta, y enseñaban que se debía
negar la satisfacción de la carne.
Además, los gnósticos querían que
los cristianos colosenses adoptaran y
se adhirieran a un sistema riguroso
de comportamiento supersticioso
con el fin de apaciguar los supuestos
espíritus elementales.
Asuntos de traducción
Las traducciones comunes del
versículo 17 complican aun más la
comprensión. El versículo 17 dice:
“Todo lo cual es sombra de lo que ha
de venir; pero el cuerpo es de Cristo”.
Aquí los traductores agregaron
“es”, que no aparece en el griego. Si