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descripción de la tentación de Jesús en
el desierto: “Vino a Nazaret, donde se
había criado; y en el día sábado entró
en la sinagoga, conforme a su costum-
bre, y se levantó a leer” (Lucas 4:16).
Más tarde en el mismo capítulo, Lucas
explica que Jesús enseñó a las personas
de Capernaum el sábado (v. 31).
La Biblia nos dice que Jesucristo nunca
pecó (Hebreos 4:15) —nunca que-
brantó ninguna ley de Dios— así que
siempre guardó el sábado santo como
lo requiere el Cuarto Mandamiento.
Jesús no abolió ninguno de los 10
Mandamientos, más bien enseñó la
importancia de obedecerlos. Él les dijo
a sus discípulos: “No penséis que he
venido para abrogar la ley o los pro-
fetas; no he venido para abrogar, sino
para cumplir. Porque de cierto os digo
que… ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cum-
plido” (Mateo 5:17-18). Él también le
dijo al hombre que le preguntó cómo
podía tener vida eterna: “Mas si quie-
res entrar en la vida, guarda los man-
damientos” (19:17).
Señor del sábado
Jesucristo se proclamó como el Señor
del sábado (Mateo 12:8; Marcos 2:28;
Lucas 6:5). ¿Qué quiso decir con esto?
Cuando los fariseos se le quejaron
a Cristo y le dijeron que sus discípu-
los estaban quebrantado el sábado
al arrancar las espigas, Jesús les dijo:
“Porque el Hijo del Hombre es señor
del día de reposo” (Mateo 12:8). A par-
tir de esta afirmación, algunos han
asumido que Cristo estaba eliminando
la necesidad que tenían sus discípulos
de guardar el sábado.
Sin embargo, en ninguna parte de este
pasaje Cristo abolió el sábado. Jesús
estaba respondiendo a las tradiciones
de los fariseos, que habían desarro-
llado tantas restricciones alrededor
del sábado, que se había convertido en
una carga en lugar de ser una delicia.
Sus hipócritas reglas permitían cuidar
a los animales, pero condenaban a los
discípulos por tomar unos pocos gra-
nos para comer cuando estaban ham-
brientos.
La ley bíblica del sábado permite hacer
el bien y afrontar las emergencias; y
obviamente Cristo, como el creador
y señor del sábado, sería el que mejor
podía interpretar la ley.
Como Jesús dijera: “El día sábado fue
hecho por causa del hombre y no el
hombre por causa del día sábado. Por
tanto, el Hijo del Hombre es Señor aún
del día sábado” (Marcos 2:27). Como
creador del sábado y del hombre,
Cristo tenía toda la perspectiva. Dios
diseñó el sábado para el beneficio de
la humanidad, no una gravosa carga
de reglas que castigarían a un hombre
hambriento por arrancar unos cuan-
tos granos y comérselos.
En el relato de Mateo, Jesús también
citó Oseas 6:6, diciendo que Dios desea
“misericordia quiero y no sacrificio”
(Mateo 12:7). Los fariseos no estaban
mostrando misericordia y estaban
malinterpretando lo que Dios quería.
Es en este contexto de su misericordia
que Jesús proclamó que Él es Señor del
sábado.