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as reacciones y respuestas de los gentiles,
así como la costumbre que Pablo tenía de
predicar el sábado, reflejan claramente que
la Iglesia guardaba el sábado de Dios.
querían escuchar más acerca de esto en
el sábado en lugar de otro día diferente.
Estos gentiles no estaban solos en su
deseo de escuchar el evangelio, como
el relato de Hechos nos lo demuestra:
“El siguiente sábado se juntó casi toda
la ciudad para oír la palabra de Dios”
(v. 44).
En ninguna parte de Hechos (o en el
Nuevo Testamento) se da a entender
que el sábado ya no tiene valor.
En vez
de esto, las reacciones y respuestas de
los gentiles, así como la costumbre
que Pablo tenía de predicar el sábado,
reflejan claramente que la Iglesia
guardaba el sábado de Dios.
“Que nadie os juzgue”
Desa for tunadamente, a lgunas
personas malinterpretan las epístolas
de Pablo y las tergiversan para
respaldar ideas que él nunca enseñó
(2 Pedro 3:15-16). Estas epístolas están
incluidas en el Nuevo Testamento
porque proveen instrucción valiosa,
pero también debemos recordar que
estaban dirigidas a congregaciones
específicas que estaban enfrentando
sus propios problemas. Pablo escribió
estas cartas dando por sentado que los
lectores estarían familiarizados con
los temas. Para nosotros —casi 2.000
años después— entender algunos de
los temas específicos, es necesario
profundizar y no quedarnos en la
superficie.
Colosenses 2:16-17 es uno de los
pasajes más mal comprendidos
del Nuevo Testamento. Entre los
muchos factores que dificultan el