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EL ÚLTIMO ENEMIGO
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camente, los humanos y los mamífe-
ros terrestres somos muy similares;
estamos compuestos de lo mismo
(materia) y subsistimos gracias a los
mismos procesos.
Contrario a lo que postula la teoría
dualista, Génesis 2:7 nos dice que
el hombre es un alma (Biblia de las
Americas), no un ser compuesto de
cuerpo y alma.
Ya desde Génesis Dios aclara que un
alma es simplemente un ser humano,
una criatura viviente y física.
¿Es el alma inmortal?
Entonces, la Biblia nos enseña que
cada uno de nosotros es en sí un
“alma” (ser viviente). Pero, ¿significa
esto que somos inmortales, como en
la actualidad muchos creen y ense-
ñan?
La respuesta se encuentra pocos
versículos después, cuando Dios
advierte a Adán acerca de las con-
secuencias de comer del árbol pro-
hibido (que representa el pecado):
“porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”
(Génesis 2:17;
énfasis añadido).
Dios en ningún momento dice que
el alma de Adán seguirá con vida
para ser atormentada o recompen-
sada. Sólo dice que Adán morirá, o
sea, que dejará de vivir. Adán, Eva y
todos los seres humanos fuimos crea-
dos
mortales
.
Poco después, cuando Adán y Eva
desobedecieron y comieron del fruto
prohibido, Dios dijo al hombre: “Con
el sudor de tu rostro comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra, porque
de ella fuiste tomado; pues polvo
eres” (Génesis 3:19). Nunca dice que
sus cuerpos morirían mientras sus
almas continuaban con vida en otro
lugar o forma.
Adán y Eva eventualmente murie-
ron; y como dice el apóstol Pablo, “la
muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron” (Romanos
5:12).
Ésta es una verdad fundamental que
se ratifica a lo largo de la Biblia.
A través del profeta Isaías, por ejem-
plo, Dios nos dice: “todas las almas
son mías [de Dios]; como el alma del
padre, así el alma del hijo es mía; el
alma que pecare, esa morirá” (Eze-
quiel 18:4; vea también v. 20).
Pero probablemente la escritura más
importante para comprender este
tema es la escrita por el apóstol Pablo
en Romanos 6:23, donde leemos que
“la paga del pecado es muerte”.
Ya que fuimos creados de la misma
materia física que los mamíferos,
todos moriremos algún día; “Porque
lo que sucede a los hijos de los hom-
bres, y lo que sucede a las bestias,
un mismo suceso es: como mueren
los unos, así mueren los otros, y una
misma respiración tienen todos; ni
tiene más el hombre que la bestia ...
Todo va a un mismo lugar; todo es