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EL ÚLTIMO ENEMIGO
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ros cristianos (Apocalipsis 20:4) y
una después de que haya reinado mil
años para los “grandes y pequeños”
que no tuvieron su oportunidad de
salvación (v. 12).
Pero estos no son “todos los que
están en los sepulcros”, como Cristo
profetizó (Juan 5:28-29). Para que su
promesa se cumpla, debe haber una
resurrección más que incluya a las
personas que se convirtieron y reci-
bieron el Espíritu Santo, pero luego
pecaron conscientemente sin arre-
pentirse (Hebreos 6:4-6; 10:26-27).
(Lo invitamos a leer el artículo
para conocer
más acerca de este tipo de rechazo a
Dios y cómo evitarlo.)
Apocalipsis 20:14-15 revela que los de
la tercera resurrección, serán “lanza-
dos al lago de fuego. Esta es la muerte
segunda. Y el que no se halló inscrito
en el libro de la vida fue lanzado al
lago de fuego”.
Éste será el destino de quienes tuvie-
ron la oportunidad de entender la
Palabra de Dios y seguir Jesucristo,
pero simplemente decidieron
recha-
zarlo
y vivir en oposición a su ley.
La tercera resurrección es el cum-
plimiento definitivo de una de las
escrituras fundamentales que hemos
leído: “la paga del pecado es muerte”
(Romanos 6:23).
La Biblia revela que sí habrá personas
que
morirán
para siempre debido a su
maldad y rechazo a Dios y sus leyes.
Como Hebreos 10:26-27 explica, “si
pecáremos voluntariamente después
de haber recibido el conocimiento de
la verdad, ya no queda más sacrificio
por los pecados sino una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de
fuego que ha de devorar a los adver-
sarios”.
Sin duda, todo cristiano debe tomar
su llamamiento muy en serio y luchar
por mantenerse fiel hasta el fin.
Hebreos 2:1-3 y 6:4-6 nos dan más
detalles acerca de quienes experi-
mentarán el horrible castigo del lago
de fuego.
Todos los impíos obstinados e inco-
rregibles serán lanzados al lago de
fuego, donde morirán una vez para
siempre. Pero no es por odio que
Dios los destruirá; poner fin a sus
pecados y el sufrimiento que causan
es en realidad lo más misericordioso
que puede hacer.
En Mateo 10:28, Cristo nos advierte:
“no temáis a los que matan el cuerpo,
mas el alma no pueden matar; temed
más bien a aquel que puede destruir
el alma y el cuerpo en el infierno”. La
palabra griega traducida aquí como
“alma” es
psuche,
cuyo significado es
muy similar al de
nephesh,
término
hebreo que básicamente se refiere a
“la vida” (
Harper’s Bible Dictionary
[Diccionario bíblico de Harper],
1985, p. 983).
La palabra traducida como
infierno
es
Gehenna,
sinónimo de “lago de
fuego”. Quienes sean lanzados allí,
serán destruidos por completo; el