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EL ÚLTIMO ENEMIGO
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La Biblia establece dogmáticamente
que el único camino hacia la salva-
ción es a través del nombre de Jesu-
cristo (Hechos 4:10-12), un camino
“angosto” que sólo pocos encuen-
tran en este tiempo (Mateo 7:14;
Gálatas 1:4).
Si bien la mayoría de los cristianos
modernos no tiene claro cuál es el
destino de quienes han muerto sin
ser salvos, casi todos suponen que
quien no acepta a Jesucristo durante
esta vida está simplemente conde-
nado. Por otro lado, 1 Timoteo 2:4
nos dice que Dios “quiere que todos
los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad”. ¿Con-
denaría este Dios amoroso a los
millones de personas que nacieron
en lugares o épocas donde la Biblia
era inaccesible, o que sencillamente
nunca oyeron hablar de Cristo? Vea-
mos qué dice la Biblia al respecto.
Aunque parezca sorprendente, las
escrituras sí revelan cuál será el
futuro de quienes han muerto sin
tener la oportunidad de conocer
al verdadero Jesucristo —que es la
mayoría de la humanidad. La res-
puesta tiene que ver con la segunda
resurrección descrita en Apocalipsis
20: 11-12: “vi un gran trono blanco
y al que estaba sentado en él, de
delante del cual huyeron la tierra y
el cielo, y ningún lugar se encon-
tró para ellos. Y vi a los muertos,
grandes y pequeños, de pie ante
Dios; y los libros fueron abiertos, y
otro libro fue abierto, el cual es el
libro de la vida; y fueron juzgados
los muertos por las cosas que esta-
ban escritas en los libros, según sus
obras”.
Este pasaje indica que habrá una
resurrección posterior a la primera.
La segunda resurrección comienza
con el Juicio del Gran Trono Blanco
y es para “los otros muertos” (Apo-
calipsis 20:5), que no resucitaron en
la primera resurrección.
Por ahora, Dios está
llamando
sólo
a un grupo pequeño de personas
(Mateo 24:14; Juan 6:44), y nadie
puede acercarse a Él sin ser llamado
(v. 65). “Los otros muertos” son
todos aquellos que nunca conocie-
ron ni comprendieron las verdades
espirituales de Dios (Juan 12:40;
Romanos 11:7; 2 Corintios 3:14; 4:4;
Efesios 4: 18).
Esta gran resurrección ocurrirá des-
pués del “milenio” (un periodo de
mil años en que Cristo gobernará la
Tierra) y, como las Escrituras reve-
lan, será una resurrección a vida
física donde los “libros” serán abier-
tos ante “grandes y pequeños” (Eze-
quiel 37:6; Apocalipsis 20:12).
Aquí, la palabra “libros” proviene
del griego
biblion,
refiriéndose a los
libros de la Biblia
(consulte Lucas
4:17; Juan 20:30; 2 Timoteo 4:13). En
otras palabras, Dios dará a conocer