Página 27 - 2014-Misterio-del-Reino

Versión de HTML Básico

26
EL MISTERIO DEL REINO
VidaEsperanzayVerdad.org
firme en la mente el plan de Dios para
cada uno de nosotros y el mundo entero.
Ocultando el misterio
A partir del primer siglo, cuando los dis-
cípulos de Jesús explicaron el misterio
del Reino a la Iglesia, este conocimiento
ha ido desapareciendo gradualmente.
Edward Gibbon, en su libro
The Decline
and Fall of the Roman Empire
[El ocaso y
caída del Imperio Romano], documenta
cómo el entendimiento de que Cristo ven-
dría a la tierra para establecer el Reino de
Dios, fue perdiendo preeminencia en la
corriente tradicional del cristianismo.
“La antigua y popular doctrina del mile-
nio estaba íntimamente relacionada con la
segunda venida de Cristo. Como la obra
de la creación se había terminado en seis
días, su duración en el estado actual, de
acuerdo con la tradición que se le atri-
buía al profeta Elías, se fijó en 6000 años.
Por la misma analogía se infería que este
largo período de trabajo y contención, que
ahora estaba casi terminado, sería seguido
por un sábado feliz de mil años; y que
Cristo, con su grupo triunfante de santos
y los elegidos que habían escapado de la
muerte, o aquellos que habían resucitado
milagrosamente, reinarían sobre la tierra
hasta el momento determinado para la
última y general resurrección….
“La creencia en este milenio fue cuida-
dosamente inculcada por una sucesión
de padres, desde Justino Mártir e Irineo,
quienes conversaron con los discípulos
inmediatos de los apóstoles, hasta Lac-
tancio, quien fue el maestro del hijo de
Constantino. Aunque esto no fuera reci-
bido universalmente, parece que ha sido
el sentimiento preponderante de los cre-
yentes ortodoxos; y parece que estaba tan
bien adaptado a los deseos y aprehensio-
nes de la humanidad, que debe haber con-
tribuido en alto grado al progreso de la fe
cristiana.
“Pero cuando el edificio de la iglesia estuvo
casi terminado, el respaldo temporal fue
retirado. La doctrina del reinado de Cristo
sobre la tierra fue primero tratada como
una profunda alegoría, luego considerada
en diferentes grados como una opinión
inútil y dudosa, y luego rechazada en su
totalidad como una absurda invención de
herejía y fanatismo” (Capítulo 15; “El pro-
greso de la religión cristiana, y los senti-
mientos, formas, números y condición de
los cristianos primitivos”).
Aunado a la supresión de la enseñanza de
que Cristo traería el Reino de Dios a la tie-
rra, los días bíblicos de adoración que nos
recuerdan esta doctrina también fueron
eliminados. La adoración del domingo
reemplazó el séptimo día, sábado, y los
festivales paganos reemplazaron los días
santos anuales de Dios. A los nuevos días
de adoración se les adjudicaron signifi-
cados relacionados con el nacimiento de
Jesús y su resurrección.
El engaño ha funcionado tan bien que
ahora la mayoría de las personas creen que
los cristianos deben adorar el domingo en
honor de la resurrección de Cristo, cele-