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nifica “ser viviente”) dejará de existir —
no continuará viviendo en otro estado
(Romanos 3:23; 6:23). Aun los justos que
mueran antes del regreso de Cristo esta-
rán en sus tumbas sin ninguna conciencia
hasta que Él vuelva (Hebreos 9:27; Ecle-
siastés 9:10).
Al entender este concepto, Pedro les dijo a
las personas en el primer siglo que el Rey
David estaba muerto y enterrado hasta
“el día de hoy” (Hechos 2:29). Es necesa-
rio notar que Pedro dijo esto después de la
muerte y resurrección de Cristo.
Los humanos no tienen un alma inmortal
que reside en ellos y ningún ser humano
ha ido al cielo. Como Juan 3:13 lo con-
firma: “nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo; el Hijo del Hombre,
que está en el cielo”.
La pregunta acerca de cuándo vamos a
entrar al Reino es parte del misterio del
Reino de Dios. “Pero esto digo, hermanos:
que la carne y la sangre no pueden heredar
el reino de Dios, ni la corrupción hereda la
incorrupción… He aquí, os digo un mis-
terio: No todos dormiremos; pero todos
seremos transformados…a la final trom-
peta” (1 Corintios 15:50-51).
Como los seres humanos son mortales, a
los justos se les tendrá que
dar
inmorta-
lidad cuando Jesús regrese para estable-
cer el Reino de Dios en la tierra. Cuando
Él regrese, “los muertos en Cristo” serán
resucitados a la vida como seres espiri-
tuales inmortales (1 Tesalonicenses 4:13-
17), y los fieles en Cristo que estén vivos
serán de la misma forma transformados (1
Corintios 15:50-54). Desde este momento
en adelante, estos seres humanos fieles
ahora serán cambiados en seres espiritua-
les inmortales, eternos y “estarán siempre
con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17).
Buscando el Reino
Aunque el Reino de Dios todavía no está
aquí en la tierra y no podemos entrar en
él hasta que Cristo regrese, nuestro pen-
samiento y nuestra vida deben estar enfo-
cados en este suceso profetizado. En este
sentido, el Reino de Dios debe estar en
nuestros corazones y mentes porque con-
tinuamente estamos pensando en él. Pero
como ya hemos visto, el Reino es mucho
más. Es también el Reino que vendrá a
la tierra para reemplazar a los gobiernos
humanos.
¿Está el Reinodentro
de nosotros?
Al responder a la pregunta de los fari-
seos acerca de cuándo vendría el Reino
de Dios, Jesús les dijo: “El reino de Dios
no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo
aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de
Dios está entre vosotros” (Lucas 17:20-21).
La primera parte de la respuesta de Jesús
es relativamente fácil de entender. Pero
si no entendemos apropiadamente lo que
dice la última parte, tendremos un cuadro
incompleto del Reino.
Cuando Jesús vino a la tierra, los judíos
estaban esperando que el Mesías viniera
para elevar a la nación judía a un lugar