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la pregunta tan comúnmente formulada
de lo que uno debe hacer para recibir la
vida eterna, Jesús dijo repetidamente
a las personas que debían obedecer los
mandamientos (Mateo 19:16-20; Marcos
10:17-23; Lucas 10:25-27; Lucas 18:18-24).
Además, Jesús explicó que aquellos que
practicaban la maldad no estarían en el
Reino. Aunque la obediencia a los man-
damientos de Dios no hace que “gane-
mos” la salvación, porque ésta es un don
de Dios (Romanos 6:23), las personas que
no se arrepienten y quebrantan volunta-
riamente la ley de Dios, serán destruidas
(Mateo 13:41-42).
(Si desea una explica-
ción adicional, lea el recuadro: “¿Cuál es el
castigo de los impíos?”.)
Todo aquel que se arrepiente y cree ver-
daderamente, obedecerá todos los man-
damientos de Dios. Más adelante, exami-
naremos algunas de las instrucciones de
Dios que comúnmente son descartadas;
pero antes de hacerlo, analicemos lo que
Dios espera después de que uno se arre-
piente y demuestra su creencia por medio
de la obediencia a la ley de Dios.
Bautismo
Cuando las personas se arrepienten ver-
daderamente, tienen una conciencia
más dócil ante Dios y están dispuestas a
reconocer sus pecados. Al predicar a este
tipo de personas en el día de Pentecos-
tés, Pedro habló de su culpabilidad y de la
nuestra —nuestra responsabilidad y parti-
cipación— en la muerte de Jesús. Nuestros
pecados requerían de su muerte. Debido a
los pecados de la humanidad, Jesús sufrió
el dolor y la humillación de la crucifixión
para que pudiéramos ser perdonados.
Jesús ofreció su vida y se convirtió en una
ofrenda por el pecado por nosotros. Al
reconocer humildemente esta profunda
verdad que Pedro había dicho, muchos
“se compungieron de corazón, y dijeron a
Pedro y a los otros apóstoles: varones her-
manos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37).
Pedro les contestó después: “Arrepentíos,
y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu
Santo” (v. 38).
Cuando uno es bautizado, debe ser
sumergido en agua (Juan 3:23; Hechos
8:39). “Las palabras ‘bautizo’ y ‘bautizar’,
son simplemente palabras griegas que
han sido transferidas al español… Signi-
fican sumergir una cosa en un elemento o
líquido
(Easton´s Bible Dictionary
[Diccio-
nario Bíblico de Easton], “Bautismo cris-
tiano”). Jesús pasó por esta experiencia
simbólica para “cumplir toda justicia” —
esto es, para darnos ejemplo (Mateo 3:13-
16). Por supuesto, Jesús no necesitaba ser
bautizado para perdón de los pecados por-
que Él vivió una vida perfecta, sin pecado
(1 Pedro 2:22).
Jesús fue bautizado para mostrarnos lo
que debíamos hacer. Por medio del bau-
tismo, nosotros entregamos nuestra vida
a Dios y acordamos “seguir sus pisadas
[las de Jesús]” y “andar como él anduvo” (1
Pedro 2:21; 1 Juan 2:6).
También es impor-