Página 13 - 2014-Misterio-del-Reino

Versión de HTML Básico

12
EL MISTERIO DEL REINO
VidaEsperanzayVerdad.org
Jesus made it clear that those who
wish to enter the Kingdom must
keep the commandments.
Dios. La respuesta que Dios espera ante
su misericordia de remover el velo de la
ceguera espiritual y permitir que la per-
sona entienda, es que esta persona deje de
pecar —deje de quebrantar sus leyes— y
empiece a vivir como Él ordena.
Al ilustrar la respuesta personal que se
esperaba de las personas cuando se arre-
pentían,
Juan el Bautista les dijo a los
líderes religiosos de esa época, que lo que
necesitaban era “Haced, pues, frutos dig-
nos de arrepentimiento” (Mateo 3:8). El
fruto que ellos debían producir era una
evidencia visible de una vida que había
cambiado —una vida que ahora estaba
orientada hacia Dios.
Al explicar ese
mismo principio, Pablo enseñó que la fe y
las acciones iban de la mano. El arrepenti-
miento verdadero incluía recibir la gracia
de Dios y la “obediencia a la fe” (Romanos
1:5).
Para arrepentirse, uno necesita dolerse
de sus p cados pas dos y comprometerse
por entero a vivir en obediencia. El arre-
pentimiento incluye reconocer que nues-
tros pecados son una ofensa a Dios y a
Jesús, quien dio su vida para que nuestros
pecados pudieran ser perdonados. Este
humilde reconocimiento es lo que va a
tener un profundo e imperecedero efecto
en nuestra vida. Al explicar lo que es el
arrepentimiento,
Barnes’ Notes
[Las ano-
taciones de Barnes] acerca de Mateo 3:2,
dicen: “Hay dos palabras en el Nuevo Tes-
tamento que se traducen como ‘arrepenti-
miento’, una de las cuales denota un cam-
bio de mente, una corrección de vida; y la
otra, el dolor o rechazo ante el pecado que
se ha cometido”.
Al poner en contexto y relacionar estos
conceptos de arrepentimiento, la conver-
sión se produce cuando la forma de pensar
cambia de su orientación básica egoísta y
se somete a Dios. Jesús dijo que esto era
necesario que ocurriera si queríamos
entrar al Reino. “De cierto os digo, que si
no os volvéis y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos” (Mateo
18:3).
Además del verdadero arrepentimiento,
Jesús ordenó a aquellos que lo seguían:
“creed en el evangelio” (Marcos 1:15).
Creer verdaderamente significa no sólo
dolerse por los pecados sino además cam-
biar la forma de vivir (2 Corintios 7:10).
Como Pablo lo expresara, son: “los hace-
dores de la ley” —opuestos a los “oidores
de la ley”— los que van a ser justificados,
considerados justos a los ojos de Dios
(Romanos 2:13).
A medida que nos convertimos, cambia-
mos desde lo más profundo de nuestro
ser. En la misma forma en que cambia
nuestra forma de pensar, también cam-
bia nuestro actuar. En lugar de rebelarnos
en contra de las leyes de Dios como hacen
todos los seres humanos (Romanos 3:23;
6:23), ahora deseamos obedecer a Dios y
ser como nuestro Padre que está en los
cielos.
Jesús dijo muy claro que aquellos que
quieran entrar al Reino deben guar-
dar los mandamientos.
Al responder a