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LAS FIESTAS SANTAS DE DIOS
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día como tres mil personas” (Hechos 2:36-
38, 41).
El poder del Espíritu
Aun después de tomar la decisión y arre-
pentirnos y volvernos de nuestros peca-
dos, nos daremos cuenta que aún nece-
sitamos ayuda adicional. Y esta ayuda
proviene del Espíritu Santo.
Es por medio del poder del Espíritu Santo
que nuestras mentes pueden ser renova-
das y nuestra vida transformada (Roma-
nos 12:2). El Espíritu Santo permite que
las perfectas leyes de Dios sean escritas
en nuestros corazones y mentes (Hebreos
8:10).
“El amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos fue dado” (Romanos 5:5). Más
tarde en esta epístola a los Romanos,
Pablo muestra que este amor cumple
todos los mandamientos, ya que los Diez
Mandamientos definen en realidad cómo
amar a nuestro prójimo y cómo amar a
Dios cómo Él quiere ser amado (Romanos
13:8-10).
Y más allá de todo esto, tener el Espíritu
Santo nos hace hijos de Dios, con la capa-
cidad de heredar todas las cosas (Roma-
nos 8:16-17; Hebreos 2:8-10).
¿Quién está siendo llamado
a la Iglesia ahora?
Aunque Dios llamó a 3000 personas a la
Iglesia de Dios en su primer día, el cre-
cimiento no ha sido siempre tan rápido.
De hecho, Dios dice que la Iglesia es una
manada pequeña y un grupo de primeros
frutos de su cosecha (Lucas 12:32; San-
tiago 1:18).
Sólo aquellos que Dios el Padre llama pue-
den llegar a ser parte de su Iglesia ahora
(Juan 6:44). Pero esto no significa que la
vasta mayoría de la humanidad esté per-
dida para siempre. Como veremos, Dios
tiene un plan para llamar a toda persona
en el momento más apropiado para ella.
¿Cuál es el papel de la Iglesia
en este plan de salvación?
Los miembros llamados ahora a la Iglesia
de Dios no han sido llamados únicamente
para recibir la salvación. La Iglesia de Dios
tiene un papel que desempeñar: predicar
el evangelio del Reino de Dios y ayudar a
los miembros a prepararse para servir en
ese Reino (Mateo 24:13; 28:19-20).
Así, los miembros de la Iglesia no sólo son
las primicias de este Reino, sino traba-
jadores que se están preparando para la
gran cosecha otoñal. Estudiaremos esto
en el siguiente paso del plan de Dios.