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              mente se dieron cuenta que ¡ya había sido
            
            
              removida! ¡El cuerpo de Jesús había des-
            
            
              aparecido! Dos ángeles resplandecientes
            
            
              se aparecieron y les anunciaron; “¿Por qué
            
            
              buscáis entre los muertos al que vive? No
            
            
              está aquí, sino que ha resucitado” (Lucas
            
            
              24:5-6).
            
            
              ¡Que noticia tan increíble! Aunque Jesús
            
            
              había hablado mucho acerca de su muerte
            
            
              y resurrección, Sus discípulos no habían
            
            
              entendido. Los evangelios relatan varios
            
            
              episodios conmovedores de personas que
            
            
              se dieron cuenta de que esto era cierto.
            
            
              ¡Jesús estaba vivo otra vez!
            
            
              Y la Biblia nos da detalles sorprendentes
            
            
              que verifican este milagro. Juan registra
            
            
              que él corrió con Pedro a la tumba. Aun-
            
            
              que Juan llegó primero, Pedro fue y “vio
            
            
              el sudario, que estaba puesto en una posi-
            
            
              ción inusual. En vez de estar con las ven-
            
            
              das, estaba enrollado en un lugar aparte…
            
            
              “En otras palabras, nadie había remo-
            
            
              vido la tela mortuoria del cuerpo en una
            
            
              forma diferente; era sencillamente como
            
            
              si ¡el cuerpo hubiese pasado a través del
            
            
              sudario que cubría la cabeza y la mortaja,
            
            
              dejándoles vacíos!” (Gleason L. Archer,
            
            
              New International Encyclopedia of Bible
            
            
              Difficulties
            
            
              [Nueva enciclopedia interna-
            
            
              cional de dificultades de la Biblia], p. 349).
            
            
              Jesús estaba vivo otra vez, y la esperanza
            
            
              de los apóstoles fue restaurada. Todo
            
            
              lo que Él prometió se cumplió tal como
            
            
              lo había dicho. El hecho de la muerte
            
            
              de Jesús —y su victoria sobre la muerte
            
            
              por medio de la resurrección— inspiró
            
            
              y motivó a sus seguidores a proclamar
            
            
              sin temor su mensaje por todo el mundo
            
            
              romano. Ahora ellos estaban dispuestos
            
            
              a morir por el hombre que había dado su
            
            
              vida por ellos ¡y les mostró el camino para
            
            
              conquistar la muerte!
            
            
              
                La única señal que dio Jesús
              
            
            
              Los discípulos no creían que Jesús cum-
            
            
              pliría sólo
            
            
              una parte
            
            
              de sus promesas.
            
            
              Ellos creían firmemente que Dios haría
            
            
              que
            
            
              todas
            
            
              se cumplieran. ¿Por qué tantos
            
            
              en la actualidad mal interpretan una pro-
            
            
              mesa clave que Cristo hizo acerca de su
            
            
              muerte y resurrección?
            
            
              Analicemos los antecedentes de esta señal
            
            
              prometida:
            
            
              Los líderes religiosos de la época de Jesús
            
            
              no creían en Él y querían que les pro-
            
            
              bara que era el Mesías, el Hijo de David,
            
            
              como algunas personas estaban diciendo
            
            
              (Mateo 12:23, 38).
            
            
              Anteriormente, en el mismo capítulo,
            
            
              Jesús había sanado a un hombre que
            
            
              tenía la mano seca. ¿Cuál fue la reacción
            
            
              de los fariseos? Se confabularon “contra
            
            
              Jesús para destruirle” (v. 14). Luego, Jesús
            
            
              expulsó un demonio y lo acusaron de
            
            
              echarlo por obra de Satanás (v. 24).
            
            
              Entonces, cuando pidieron otra señal,
            
            
              Jesús les dijo:
            
            
              “La generación mala y adúltera demanda
            
            
              señal; pero señal no le será dada, sino la
            
            
              señal del profeta Jonás. Porque como
            
            
              estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres
            
            
              días y tres noches, así estará el Hijo del