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pierda el control o cambie su propó-
sito. Pero estas decisiones han cam-
biado el mundo. Las decisiones de la
humanidad de rechazar el camino de
Dios y seguir el camino de pecado de
Satanás son la causa subyacente y pri-
maria de la confusión, el dolor y los
problemas.
Para poder llevar a cabo su propó-
sito de crear su carácter en nosotros
y eventualmente hacernos sus hijos,
Dios le ha permitido a la humanidad
tomar esta decisión—por el momento.
Él se ha mantenido al margen excepto
en los momentos en que era necesa-
rio cumplir su plan. Pareciera que la
única forma en que la humanidad
pueda comprender el alcance de su
propia maldad, es ver los resultados
de ésta —dolor y sufrimiento para
todos, incluyendo al inocente.
Pero Dios en su plan eterno puede
aún usar el mal para producir el bien.
Aprendiendo a odiar el mal, a esco-
ger el bien y a perseverar en el sufri-
miento, podemos crecer en el carác-
ter divino (Salmos 34:14-15; Santiago
1:2-4), que es el compromiso de esco-
ger para siempre el bien de Dios.
Los cristianos pueden seguir el ejemplo
de Jesucristo, al aprender por medio
del sufrimiento (Hebreos 5:8-9).
Hecho perfecto por
medio del sufrimiento
¿Por qué Dios permite el sufrimiento
en la vida de aquellos que están tra-
tando de obedecerlo? Claramente, el
sufrimiento se introdujo en el mundo
como resultado del pecado. Esto no
significa que las personas que están
sufriendo han causado siempre su
propio sufrimiento; con frecuen-
cia las personas sufren por el pecado
de otros. Y aunque el sufrimiento es
doloroso y deberíamos siempre hacer
lo posible para evitar causarlo, Dios lo
puede utilizar para producir el bien.
Como leemos en el libro de Hebreos,
el sufrimiento ayudó a Jesucristo a
alcanzar algo valioso:
“Pero vemos a aquel que fue hecho un
poco menor que los ángeles, a Jesús,
coronado de gloria y de honra, a
causa del padecimiento de la muerte,
para que por la gracia de Dios gustase
la muerte por todos. Porque convenía
a aquel por cuya causa son todas las
cosas, y por quien todas las cosas sub-
sisten, que habiendo de
llevar muchos
hijos a la gloria,
perfeccionase por
aflicciones al autor de la salvación de
ellos” (Hebreos 2:9-10).
El sufrimiento puede tener el mismo
impacto en nosotros —nos puede
ayudar a parecernos más a Cristo en
nuestro carácter y en nuestra vida.
Como acabamos de leer, Dios está
en el proceso de llevar muchos hijos
a la gloria; y Cristo es el primogénito
que nos mostró el camino. Cristo fue
tentado por Satanás el diablo y nunca
sucumbió. Él fue probado y puesto a
prueba, azotado y crucificado, aun-
que nunca pecó.
¿Cómo puede venir el bien
de la adversidad?
Es natural enfocarnos en nuestro
dolor inmediato, ansiedad o temor.