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que en el futuro llegue a ser parte de
su familia y se convierta en un ser
inmortal y espiritual.
¿Qué harán los cristianos
resucitados?
Hemos analizado cómo serán los fie-
les después de la resurrección. Pero,
¿qué es exactamente lo que
harán
y a
dónde
irán?
Según muchas religiones modernas,
el propósito de ser buenos en esta
vida es simplemente
recibir
una vida
mejor. Pero la realidad es que Dios
no nos ha ofrecido la vida eterna sólo
para nuestro beneficio; hay una razón
mucho mayor.
Las Escrituras revelan que cuando
Cristo regrese a la Tierra, “regirá
[a las naciones] con vara de hierro”
(Apocalipsis 19:15). Cristo vendrá
para gobernar al mundo, pero no lo
hará solo.
Veamos lo que Apocalipsis 20:6 nos
dice algo acerca del futuro de los fie-
les después de la resurrección: “Bien-
aventurado y santo el que tiene parte
en la primera resurrección... serán
sacerdotes de Dios y de Cristo, y
rei-
narán con él mil años”
.
Así es, el propósito de la vida cris-
tiana va más allá de recibir la vida
eterna. Usted fue creado no sólo para
vivir eternamente, sino también para
formar parte del
Reino de Dios
—la
familia de Dios que gobernará la Tie-
rra cuando Cristo regrese. Cristo será
el Rey de Reyes de este Reino (Apo-
calipsis 19:16), pero recibirá la ayuda
de quienes nazcan en su familia por
medio de la resurrección.
Algún día, los siervos de Dios
podrán decir: “nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes, y
reinaremos sobre la tierra” (Apoca-
lipsis 5:10). Tras el regreso de Cristo,
los nuevos miembros espirituales de
la familia divina servirán como reyes
y sacerdotes sobre la tierra. Una de
sus tareas sacerdotales será ayudar a
Jesucristo —el Sumo Sacerdote— a
enseñar el camino de Dios a todos
los seres humanos y guiarlos hacia la
vida eterna.
El verdadero destino de los cristianos
no es vivir en el cielo por la eterni-
dad; es formar parte del gobierno de
Dios
en la Tierra
. Cuando Cristo dijo
que prepararía un lugar para sus dis-
cípulos en la casa de su Padre (Juan
14:2-3), se refería a las responsabili-
dades que tendrán en la Tierra como
parte de su familia.
Es por esto que Apocalipsis 2:26 nos
dice: “Al que venciere y guardare mis
obras hasta el fin, yo le daré autori-
dad sobre las naciones”. Y, en la pará-
bola de las minas, Cristo revela que
quienes sean fieles tendrán autoridad
sobre ciudades (Lucas 19:12-19).
Esta oportunidad de gobernar y ser-
vir a las naciones para enseñarles
el camino de Dios junto a Cristo es
parte de la
recompensa de los salvos.