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ha prometido dar a su pueblo en el
futuro (2 Corintios 1:22; 5:5; Efe-
sios 1:13-14). Pero, aunque han sido
diseñados de una forma maravillosa,
nuestros cuerpos físicos son sólo
temporales y no están hechos para
vivir por siempre. Entonces, recibir la
vida eterna implica ser transforma-
dos a seres espirituales; y tener una
pequeña porción del Espíritu Santo
dentro de nosotros es la promesa de
esa futura transformación.
La transformación
Quienes tengan el Espíritu Santo y
hayan permanecido fieles a Cristo,
serán resucitados al momento de su
regreso (la primera resurrección).
Cuando esto ocurra, “lo mortal [será]
absorbido por la vida” y pasarán de
ser mortales a
inmortales
(2 Corin-
tios 5:4; 1 Corintios 15:53-54).
Pero Dios no les dará inmortalidad
siendo seres humanos físicos. La
Biblia claramente dice que “la carne
y la sangre [los seres físicos] no pue-
den heredar el reino de Dios” (v. 50).
Cuando Cristo regrese, los fieles
serán resucitados con “cuerpo espiri-
tual” —convirtiéndose en seres com-
pletamente espirituales (v. 44). Y, lo
que es más importante, nacerán lite-
ralmente dentro de la familia de Dios.
El plan de Dios para la humanidad
es algo tan increíble que la mayoría
simplemente no lo ve o no lo com-
prende a cabalidad. La razón por la
cual usted —y todo ser humano—
fue creado es para que llegue a con-
vertirse en un miembro espiritual de
la familia divina.
Es cierto, por ahora todos nosotros
tenemos “la imagen del terrenal”. Pero
Dios espera que eventualmente lle-
guemos a tener “la imagen del celes-
tial” (1 Corintios 15:49). Veamos algu-
nas escrituras que lo comprueban:
• “Porque a los que antes conoció,
también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la ima-
gen de su Hijo” (Romanos 8:29).
• “...el cual transformará el cuerpo
de la humillación nuestra, para
que sea semejante al cuerpo de la
gloria suya” (Filipenses 3:21).
• “...cuando él se manifieste, sere-
mos semejantes a él, porque le
veremos tal como él es” (1 Juan
3:2).
Jesucristo “fue declarado Hijo de
Dios con poder, según el Espíritu
de santidad, por la resurrección de
entre los muertos” (Romanos 1:4).
Si la Biblia lo describe como “el pri-
mogénito entre muchos hermanos”
(Romanos 8:29), es porque hay
más
miembros por nacer en la familia de
Dios. Como leemos en Hebreos 2:10,
Dios está en el proceso de “llevar
muchos hijos a la gloria”.
Ésta es el verdadero destino y propó-
sito de su vida.
Usted es un ser humano físico; pero
no lo será por siempre. Dios espera