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trada en la Biblia. ¿Por qué entonces se eli-
gió el 25 de diciembre?
“Esta celebración probablemente estaba
influenciada por los festivales
paganos
(no
cristianos) que se celebraban en esa época.
Los antiguos romanos celebraban festi-
vales al final del año en honor a Saturno,
su dios de la cosecha; y a Mitra, el dios
de la luz. Varios pueblos en Europa del
norte celebraban festivales a mediados de
diciembre para celebrar el final de la esta-
ción de cosecha…esta costumbre gradual-
mente se volvió parte de la celebración de
la Navidad” (ibídem).
Aun personas religiosas que celebran la
Navidad han escrito acerca de sus raíces
paganas. Veamos lo que narra esta histo-
ria que aparece en el sitio Web de “Grace
to You” (Gracia para usted): “la decisión
de celebrar Navidad el 25 de diciembre fue
tomada durante el siglo cuatro por obis-
pos de la iglesia en Roma. Ellos tenían una
razón específica para hacerlo.
“Después de haberse vuelto de la adora-
ción al Dios verdadero y creador de todas
las cosas, muchas culturas primitivas en
el imperio Romano habían caído en la
adoración al sol. Al reconocer su depen-
dencia del curso anual del sol en los cie-
los, ellos celebraban fiestas alrededor
del solsticio de invierno en diciembre,
cuando los días son más cortos. Como
parte de sus festivales, ellos hacían foga-
tas para darle fuerza al sol y hacer que
volviera a renacer. Cuando era evidente
que los días se alargaban, había gran
regocijo entre ellos.
“Los líderes de la iglesia en Roma deci-
dieron celebrar el nacimiento de Cristo
durante el solsticio de invierno en un
intento por cristianizar estas populares
celebraciones paganas. En gran parte, sus
esfuerzos por hacer que las personas se
adaptaran fallaron, y los festivales paga-
nos continuaron celebrándose”.
“Una afrenta a la gracia de Dios”
Por décadas, los periódicos y revistas de
noticias han estado examinando la his-
toria de la Navidad cada diciembre, tra-
tando de quitar la nostalgia y exponer
su verdadera naturaleza. “A través de
la mayor parte de su historia, la tempo-
rada navideña ha sido una época de juer-
gas y excesos, más parecida a un carnaval
o a una celebración de año nuevo, que a
una solemne noche sagrada. Su reputa-
ción era tal que en la época de las colo-
nias en América, en la Nueva Inglaterra
puritana estaba prohibida la celebración
de la Navidad y el reconocido ministro
Cotton Mather describió la celebración de
la Navidad como “una afrenta a la gracia
de Dios” (Jeffery L. Sheler, “En busca de la
navidad”,
U.S. News and World Report
, 23
de diciembre de 1996).
La mala reputación de la Navidad conti-
nuó a medida que crecían las celebracio-
nes y las ciudades. “En 1828, la ciudad
de Nueva York organizó su primera res-
puesta con la fuerza policial ante un vio-
lento motín de Navidad” (ibídem). Pero
las celebraciones desenfrenadas y en algu-
nas ocasiones violentas pronto fueron
transformadas en reuniones familiares y