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                LAS FIESTAS SANTAS DE DIOS
              
            
            
              iddam.org
            
            
              sido asimiladas y entraron a la síntesis
            
            
              cristiana” (ibídem, p. 618). El Dr. Durant
            
            
              explicó que la iglesia “aceptó algunas cos-
            
            
              tumbres religiosas y formas comunes a la
            
            
              Roma pre-cristiana”.
            
            
              Para el siglo cuarto, el Emperador Cons-
            
            
              tantino vio a la iglesia como un aliado
            
            
              político del que podía sacar provecho si
            
            
              lograba unificarla. Aunque él mismo no
            
            
              afirmaba ser cristiano, convocó y presidió
            
            
              el Concilio de Nicea en 325 d.C., con el fin
            
            
              de restaurar la unidad. Una de las decisio-
            
            
              nes que tomó este Concilio fue que todas
            
            
              las iglesias debían celebrar el domingo de
            
            
              pascua (domingo de resurrección). Aque-
            
            
              llos fieles al mandamiento bíblico tuvie-
            
            
              ron que huir.
            
            
              A medida que la iglesia-gobierno reco-
            
            
              nocida se extendió por toda Europa, la
            
            
              celebración del domingo de resurrección
            
            
              empezó a evolucionar. Con frecuencia los
            
            
              nuevos conversos permanecían anclados
            
            
              en sus prácticas religiosas pre-cristianas,
            
            
              que luego se relacionaban con la celebra-
            
            
              ción del domingo de resurrección.
            
            
              “Acerca de la celebración cristiana del
            
            
              domingo de resurrección…se habían
            
            
              incorporado ciertas costumbres folkló-
            
            
              ricas, muchas de las cuales se habían
            
            
              heredado de las ceremonias antiguas y
            
            
              del simbolismo de los festivales paganos
            
            
              europeos y del medio oriente, que se traje-
            
            
              ron a colación con el tema de la resurrec-
            
            
              ción” (
            
            
              Enciclopedia Británica,
            
            
              15 edición,
            
            
              artículo “Domingo de resurrección”).
            
            
              Así es como los símbolos paganos de la
            
            
              fertilidad, tales como los conejos y los
            
            
              huevos, vinieron a ser parte del domingo
            
            
              de resurrección. Aun el mismo nombre
            
            
              en inglés, “Easter”, proviene de Eostre, la
            
            
              diosa anglosajona de la primavera.
            
            
              Muchos se sorprenderían al saber que los
            
            
              conejitos y huevos de colores del domingo
            
            
              de resurrección, que ellos comparten con
            
            
              sus pequeños, están relacionados con los
            
            
              ritos paganos de la fertilidad. Otros pen-
            
            
              sarán que esto es tan sólo una coinciden-
            
            
              cia y que el paganismo que ha sido adap-
            
            
              tado es aceptable cuando se usa en honor
            
            
              de Jesucristo. Pero, ¿acaso le complace a
            
            
              Dios que lo adoremos con costumbres
            
            
              paganas?
            
            
              “Pues en vano me honran, enseñando
            
            
              como doctrinas, mandamientos de hom-
            
            
              bres” (Mateo 15:9).
            
            
              Dios siempre ha querido que lo sirvamos
            
            
              de la forma que Él quiere ser adorado. Él
            
            
              inspiró esta fuerte advertencia para que
            
            
              no siguiéramos las costumbres religio-
            
            
              sas de los paganos: “no preguntes acerca
            
            
              de sus dioses, diciendo: de la manera que
            
            
              servían aquellas naciones a sus dioses, yo
            
            
              también les serviré. No harás así al Eterno
            
            
              tu Dios” (Deuteronomio 12:30-31).
            
            
              Si bien las principales festividades “cris-
            
            
              tianas” no están ordenadas en la Biblia, sí
            
            
              hay fiestas que Jesucristo y la Iglesia del
            
            
              Nuevo Testamento celebraron y dan un
            
            
              gran significado a su vida hoy. Para apren-
            
            
              der más acerca de ellas, continúe leyendo
            
            
              el siguiente capítulo: “¿Cuáles son las fies-
            
            
              tas que Dios desea que celebremos?”