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y calcula los gastos, a ver si tiene lo
que necesita para acabarla? No sea que
después que haya puesto el cimiento,
y no pueda acabarla, todos los que lo
vean comiencen a hacer burla de él,
diciendo: este hombre comenzó a edifi-
car, y no pudo acabar” (Lucas 14:27-30).
Las pruebas y desafíos de la vida cris-
tiana probarán nuestra fe y compro-
miso, así que debemos contar el costo
y estar firmemente comprometidos a
perseverar hasta terminar.
Dios da fe a aquellos que lo
buscan
¿Cómo crecemos en fe? La fe se incre-
menta cuando vemos la forma en
que Dios está involucrado en nuestra
vida, cuando nos acercamos a Él por
medio de la oración y el estudio de su
Palabra, la Biblia. Pablo les dijo a los
filipenses: “Por nada estéis afanosos,
sino sean conocidas vuestras peti-
ciones delante de Dios en toda ora-
ción y ruego, con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos
en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Ellos creyeron la Palabra de Dios y
luego obedecieron sus mandamien-
tos. A medida que escucharon y
siguieron las instrucciones de Pablo
de llevarle todas sus preocupaciones
a Dios en una oración llena de fe,
su fe se incrementó. Otra forma de
incrementar la fe es: leer los ejemplos
de fe que hay en la Biblia o escuchar-
los públicamente expuestos. Esto
está mencionado en Romanos 10:17:
“Así que la fe es por el oír y el oír por
la palabra de Dios”.
Es necesario tener en cuenta cómo
Dios intervino a favor de Abraham
y Sara, al darles el hijo Isaac cuando
ellos estaban viejos; cómo sacó mila-
grosamente a los hijos de Israel fuera
de la poderosa nación de Egipto;
cómo protegió Dios a Daniel de las
fauces de los leones, y a sus tres ami-
gos de las llamas de un fuego devora-
dor; y cómo protegió a Jesús cuando
era bebé de la muerte que Herodes
decretó para todos los infantes. Hay
muchos otros ejemplos que pudiéra-
mos citar.
Estos ejemplos de la intervención de
Dios en la vida de otros puede for-
talecer nuestra creencia de que Él
puede intervenir a nuestro favor y
que le interesa lo mejor para noso-
tros. La fe nos da consuelo y segu-
ridad. La fe es una bendición que
podemos pedirle a Dios que nos
aumente (Lucas 17:5).
Siguiendo el camino con fe
La fe viva (vea el recuadro “¿Fe muerta
o fe viva?”) no es sólo un pensamiento
o sentimiento. Involucra acción. Mos-
tramos fe al seguir las instrucciones
que Dios nos da. Esto incluye el man-
damiento que el apóstol Pedro les dio
a aquellos que querían darle un giro a
su vida: “Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros” (Hechos 2:38).
El siguiente paso, el bautismo, es una
demostración poderosa y necesaria de
fe.