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¡
CAMBIE SU VIDA!
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tante, personal, que cambia por com-
pleto nuestra vida, que nos lleva al
bautismo y a recibir el don del Espí-
ritu Santo.
El arrepentimiento está
caracterizado por un entendimiento
de la seriedad del pecado, un deseo
profundo de ser perdonado y un com-
promiso decidido de cambiar nuestro
comportamiento y pensamientos para
poder dejar de pecar.
Repentance El arrepentimiento es
una rendición incondicional a Dios.
Por medio del profeta Isaías, Dios
describe la actitud que Él busca:
“Pero mirará a aquel que es pobre y
humilde de espíritu, y que tiembla a
mi palabra” (Isaías 66:2).
Isaías también escribió: “Deje el
impío
su camino,
y el hombre ini-
cuo
sus pensamientos,
y vuélvase al
Eterno, el cual tendrá de él miseri-
cordia, y al Dios nuestro, el cual será
amplio en perdonar” (Isaías 55:7).
Pablo hizo énfasis en que el arrepen-
timiento según Dios produce arre-
pentimiento verdadero, lo que lleva
a cambios permanentes que final-
mente conducen a la persona a la sal-
vación. Esto contrasta con “la tristeza
del mundo” que no se traduce en un
cambio permanente y nos conduce a
la muerte (2 Corintios 7:10). El versí-
culo 11 hace énfasis en que la tristeza
según Dios produce un esfuerzo dili-
gente y el deseo vehemente de cam-
biar.
Es personal
El pecado es una afrenta personal a
nuestro santo Dios, que trae consigo
la pena de muerte. Esto significa que
debido a nuestros pecados, cada uno
de nosotros ha tenido una cuota de
responsabilidad personal en la nece-
sidad de que Jesús sufriera y muriera.
Nuestra reacción a este entendi-
miento debería ser realmente sentida
e intensa tal como lo fue la reacción
de todos los que escucharon el ser-
món de Pedro en Hechos 2. El arre-
pentimiento incluye un compromiso
personal a cambiar —de no hacer
más lo que a nosotros nos parece que
es correcto, sino buscar hacer lo que
Dios nos dice que está bien.
Si no nos arrepentimos, no podemos
ser perdonados ni recibir el don de
la vida eterna. Recibiremos la paga
de la muerte que merecemos. Pero si
nos sometemos a Dios a medida que
Él nos guía al arrepentimiento, Él nos
perdonará y proveerá la ayuda que
necesitamos para cambiar y prepa-
rarnos para la vida eterna como sus
hijos e hijas.