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Los Diez Mandamientos
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Cristo reveló el propósito espiritual de
los Diez Mandamientos. Los primeros
cuatro nos enseñan cómo amar a Dios
—y cómo quiere Él que lo amemos—
mientras que los últimos seis nos ense-
ñan cómo amar a nuestro prójimo.
Otra de las instrucciones de Jesucristo
es: “si quieres entrar en la vida, guarda
los mandamientos” (Mateo 19:17). Y,
cuando le preguntaron cuáles, men-
cionó cinco de los Diez Mandamientos
y uno de los enunciados que los sinte-
tiza: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.” (vv. 18-19).
En Romanos 7:12, 14, el apóstol Pablo
enseña que “la ley a la verdad es santa,
y el mandamiento santo, justo y
bueno… Porque sabemos que la ley es
espiritual; mas yo soy carnal, vendido
al pecado”. Siendo así, ¿cómo podría
un ser humano natural y carnal obe-
decer esta ley santa y espiritual? Pablo
también revela que esto es posible por
medio de Jesucristo y la guía del Espí-
ritu Santo (Romanos 7:25; 8:7-9, 14).
Jesucristo no sólo pagó la pena de
muerte que merecíamos por nuestros
pecados (Romanos 5:9; 6:23; 2 Corin-
tios 5:21; 1 Pedro 1:18-19), sino que
además nos muestra la manera y nos
brinda la ayuda necesaria para que
sigamos el camino de vida bueno y
provechoso de Dios —el camino del
amor. Si queremos hacerlo, debemos
esforzarnos por cambiar, caminar
como Él camina y amar como Él ama
(1 Juan 2:6; Juan 13:34). Y, como reve-
lan las palabras de Pablo, la ley de Dios
fue establecida justamente para ense-
ñarnos cómo amar (Romanos 13:9-
10), pues el propósito espiritual de la
ley de Dios es el amor.
El obstáculo para obedecer no es la
ley; es nuestra debilidad. Pero, siem-
pre que estudiemos la Palabra de Dios
y nos esforcemos por obedecerle dili-
gentemente, Él nos ayuda a vencer este
obstáculo escribiendo su ley en nues-
tras mentes y corazones por medio
del Espíritu Santo (Hebreos 8:8). Esto
es precisamente el fundamento del
Nuevo Pacto.
Santiago también habla acerca del
trasfondo espiritual de los Diez Man-
damientos. En Santiago 2:8, describe
la ley de Dios como una “ley real”.
¿Qué significa esto? Que ésta es la ley
que regirá en el futuro Reino de Dios
cuando Jesucristo vuelva a la tierra
como Rey de Reyes para gobernar este
mundo (Apocalipsis 19:16).
En Santiago 1:25 y 2:12, vemos que el
autor del libro también se refiere a la
ley de Dios como la ley de la libertad.
Y en Santiago 1:23-25 la compara con
un espejo, explicando que no basta
con simplemente mirarnos en él —o
sólo tener conocimiento de la perfecta
ley de Dios. Debemos aceptar la ayuda
que Dios nos da para hacer cambios en
nuestra vida y amarlo a Él y a nuestro
prójimo como su ley nos enseña.
LosMandamientos
no songravosos
Algunas personas piensan que obede-
cer la ley de Dios implica una forma de
esclavitud. La consideran una pesada
carga de la que Dios nos libró a través
de Jesucristo. Sin embargo, estas per-
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