Página 19 - 2014-10-mandamientos

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el nombre de Dios: “Tú que te jactas de
la ley, ¿con infracción de la ley deshon-
ras a Dios? Porque como está escrito,
el nombre de Dios es blasfemado entre
los gentiles por causa de vosotros”
(Romanos 2:23-24, aludiendo a pasa-
jes del Antiguo Testamento tales como
Isaías 52:5 y Ezequiel 36:22).
Oraciones y alabanza
en lugar de lenguaje profano
Jesús nos dijo que el nombre de Dios
debe ser “santificado” en nuestras ora-
ciones (Mateo 6:9). Es decir, debe ser
guardado santo.
El libro de Salmos, como muchas otras
partes de la Biblia, da ejemplos de la
alabanza y el honor que se deben dar
al nombre de Dios. He aquí algunos
ejemplos:
• “¡Oh Eterno, Señor nuestro, cuán
glorioso es tu nombre en toda la tie-
rra!” (Salmo 8:1).
• “Tributad al Eterno, oh hijos de
los poderosos, dad al Eterno la gloria
debida a su nombre; adorad al Eterno
en la hermosura de la santidad”
(Salmo 29:1-2).
• “Bendice, alma mía al Eterno, y ben-
diga todo mi ser su santo nombre. Ben-
dice, alma mía, al Eterno, y no olvides
ninguno de sus beneficios. Él es quien
perdona todas tus iniquidades, el que
sana todas tus dolencias; el que rescata
del hoyo tu vida, el que te corona de
favores y misericordias; el que sacia de
bien tu boca de modo que te rejuvenez-
cas como el águila” (Salmo 103:1-5).
• “Sea bendito el nombre de Dios de
siglos en siglos, porque suyos son el
poder y la sabiduría. Él muda los tiem-
pos y las edades; quita reyes, y pone
reyes; da la sabiduría a los sabios, y la
ciencia a los entendidos. Él revela lo
profundo y lo escondido; conoce lo
que está en tinieblas, y con él mora la
luz” (Daniel 2:20-22).
• “Señor, digno eres de recibir la gloria
y la honra y el poder; porque tú creaste
todas las cosas, y por tu voluntad exis-
ten y fueron creadas” (Apocalipsis
4:11).
Orar en el nombre de Jesús
¡Es sorprendente que Jesucristo dé a
sus seguidores el gran privilegio de
orar usando su nombre! “Si algo pidie-
reis en mi nombre, yo lo haré” (Juan
14:14).
Nosotros no debemos usar mal este
privilegio; no es como un genio en
una botella. Debemos pedir sólo de
acuerdo a su voluntad, no egoísta-
mente. Como escribió el apóstol Juan:
“Y ésta es la confianza que tenemos en
Él, que si pedimos alguna cosa con-
forme a su voluntad, él nos oye. Y si
sabemos que Él nos oye en cualquiera
cosa que pidamos, sabemos que tene-
mos las peticiones que le hayamos
hecho” (1 Juan 5:14-15).
En lugar de usar lenguaje profano,
debemos “hacedlo todo en el nombre
del Señor Jesús, dando gracias a Dios
Padre por medio de Él” (Colosenses
3:17).
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