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Los Diez Mandamientos
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las vidas de los cristianos en el mundo
moderno.
Si desea aprender más acerca de la
continuidad de la ley de Dios, vea
los siguientes artículos en el sitio de
VidaEsperanzayVerdad.org:
• “¿Fueron los Diez Mandamientos
respetados en el Nuevo Testamento?”
(vea la página 23).
¿Cuál fue la
verdadera esclavitud?
Jesucristo explicó claramente que la
verdadera esclavitud es aquella cau-
sada por el pecado, de la cual la verdad
nos libera (Juan 8:31-36).
Dios ha revelado su verdad a través de
la Biblia que, como explica Pablo, fue
“inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16).
Y las Sagradas Escrituras —que llama-
mos el Antiguo Testamento— “pueden
hacer sabio para la salvación por la fe
que es en Cristo Jesús” (v. 15).
Entonces, ¿por qué hay Escrituras
donde pareciera que Pablo menos-
precia la ley? Si bien algunas de estas
requieren de más estudio, la mayoría
de ellas se aclara cuando tenemos en
cuenta algunas de las instrucciones
que Pablo intentaba dar:
• Los gentiles no necesitan convertirse
al judaísmo para ser cristianos.
• No importa cuán minuciosamente
guardemos la ley, esto no gana el per-
dón de nuestros pecados pasados, ni
quita la pena de muerte que merece-
mos ni nos da la vida eterna.
El apóstol Pedro reconoció los escritos
de Pablo como parte de las Sagradas
Escrituras, pero también admitió que
algunas partes de sus epístolas eran
“difíciles de entender” (2 Pedro 3:16).
Por esto, siempre que intente analizar
alguno de estos pasajes, recuerde que
Pablo también se refirió a la ley como
santa, justa y buena (Romanos 7:12). Y
en una ocasión dijo: “¿Qué, pues, dire-
mos? ¿Perseveraremos en el pecado
para que la gracia abunde? En ninguna
manera. Porque los que hemos muerto
al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
(Romanos 6:1-2).
Es cierto que sólo el misericordioso
sacrificio de Jesucristo puede hacer-
nos agradables a Dios; nada de lo que
hagamos nos hace “merecedores” de
su perdón. Pero, sabiendo cuán terrible
es el pecado, cuán buena y provechosa
es la ley de Dios, cuánto odia Dios el
pecado y cuánto nos ama a nosotros,
la única reacción correcta es seguir el
consejo que Cristo dio a la mujer adúl-
tera: “vete, y no peques más” (Juan
8:11).
Los Diez Mandamientos son un mara-
villoso regalo de Dios y cada uno de
ellos merece nuestro estudio y medi-
tación. Le invitamos a leer un breve
análisis de cada mandamiento en los
siguientes capítulos.